Hay dos cosas que Adabel Guerrero le encanta bajarse: la bombacha y la edad. La caída de la primera es excelente noticia, pero la segunda es para problemas y la rubia lo sabe. “Quédense tranquilos chicos que ahora cumplo 21 años y voy a ser mayor de edad… ahora no me pregunten en qué año nací porque no voy a saber contestar, jaja” dice jocosa la ex rubia jugando con la fantasías del estupro, “sé que ustedes al verme piensan que soy menor, aunque a veces me dan 18.” Unos 18 le deben haber dado por el orto esta última semana, aunque Adabel diga que recién ahora se va a animar a mostrar los cantos. “Estoy lista para debutar como cantante en Carlos Paz” dice Adabel, “me preparé mucho para este momento.” Y es verdad que se viene rompiendo el culo desde hace rato. “Empecé como bailarina clásica en el ballet de Iñaki Urlezaga” recuerda Adabel, “ahí conocí muchos chicos que me pedían que hiciera cosas de vedette y me fueron abriendo la cabeza.” Y no sólo la cabeza, porque “hacer cosas de vedette” le dejó el papo a la miseria. “Me sobraba piel en la chuchi y con el trabajo que yo hago, que como vos sabés es sin ropa, era un problema” explica Adabel, “algunos me preguntaron si estaba tan baqueteada pero no es un rejuvenecimiento vaginal tipo Pradón, es que con el trabajo que hago yo, que como sabés es desnuda o con poca ropa, el excedente molestaba.” Y fue como en un mostrador de carnicería, donde quitaron las milanesas para hacer lugar a los chorizos. “Todos me querían conocer de nuevo para ver cómo había quedado y hacer el reestreno” recuerda Adabel, “tenía chuchi y lolas nuevas, así que me sentí virgen de nuevo.” Pero no por mucho tiempo, porque el papo tuneado resultó más sensible. “Una vuelta tuve ocho orgasmos en menos de dos horas” confiesa triunfante, “me gusta que le hombre trabaje en la cama, porque soy muy exigente en el sexo.” Adabel es mucha carne para un solo asador, y por eso a veces tiene que pedir refuerzos. “Incluir a otra persona en la cama está dentro de mis fantasías” reconoce la morocha, “puede ser un hombre o una mujer, cualquiera de los dos. Y no le tengo miedo a la doble penetración, porque no tengo límites a la hora del sexo.”
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