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Tatiana Vázquez balconea con las tetas al viento y la confianza de saber que su carne es fresca: tiene 19 años y un orto que menea con hipnótico efecto como bailarina en Pasión de Sábado. Pero la pendeja dice que si querés verla moverse con verdadera pasión, apagá la tevé y llevala a la cama. “En la cama los vuelvo locos con mi actitud” se jacta la pendeja, “soy una nena, pero manejo toda la situación.” Pero la calentura no la maneja tan bien, y termina entregando donde pinta. “Me gusta probar distintos lugares para el sexo” dice la nena, “me faltan algunos, quiero hacerlo en el baño de un restaurant.”
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“Me encanta la lluvia blanca” dice Tatiana y pela tetas para turca. Sale bukkake bailantero!
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Pero si es una nenita! Sí, la bestia que estás viendo tiene 19 añitos, dos tremendas tetas y un orto que puede le hayas visto mover en Pasión de Sábado — es el culo que tiene la manzanita mordida. La tenés a Tatiana la Tetona? Es la más turquera del programa, con un ojete espectacular que ella decoró en una de las cachas con un tatuaje de manzanita mordida como símbolo de su predisposición a dejarse comer. Porque como ella misma aclara, no es solamente la abundancia de su juvenil carne lo que la hace tan exitosa en la cama sino las ganas que le pone para que todos los que quieran experimentar su Pasión Tropical se vayan satisfechos. “Más allá de mi cuerpo, es mi actitud” explica Tatiana la Tetona, “es mi personalidad que en la cama que hace que todos los chicos se pongan locos.” Es que ver una nenita sub-20 jugar tan bien con pelota parada en el año del Mundial motiva para llenarle el orto de leche, pero por favor reservá algo para tirarle en la caripela porque el bukkake le encanta. “Amo la lluvia blanca” dice Tatiana con gran optimismo acerca de la producción de tu tambo, “para mí la lluvia blanca es la mejor ducha.” Sacá la brocha gorda y pintale toda la cara!
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Tatiana Vázquez se pone en cuatro y mira para ver si te queda claro el mensaje del tatuaje: quiere que le comas la manzana que tiene por ojete y le des bomba hasta que llegue el momento de la ducha. La tuya no, la de ella: acordate que a la nena le gusta tomar la leche y no solo a la hora de la merienda. “Amo la lluvia blanca” insiste la pendeja, “esa es mi ducha.”
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